Autores: Francisco González, Gladymer Rodríguez,
Soraya Torres, Ashley Santiago, Cidmarie Carrasquillo, Saraí Colon, Yared Gorritz
Recientemente nos reunimos varios
estudiantes de la Facultad de Educación de la UPR para decidir cuales son las
cualidades que componen a un excelente maestro, no un buen maestro, sino un
excelente maestro, el que da la milla extra y nos guía hasta donde tenemos que
llegar para aprender lo que tengamos que aprender. La clase de maestro que te
marca la vida y que recuerdas por siempre. Por ende tuvimos que primero separar
las cualidades normales que todo maestro debe poseer, y luego decidir cuáles
eran las cualidades de un maestro excelente. El gran maestro no es un mito,
esta criatura existe y esta allá afuera, en las aulas de nuestra bella isla. ¿Como
lo sabemos? Bueno, porque cada uno de los estudiantes que nos sentamos a
escribir este artículo pudo buscar en su
memoria y encontrar a ese gran maestro que lo marco de por vida, que fue más allá y se
interesó personalmente por él o ella.
Los estudiantes de educación y futuros
maestros de Puerto Rico nos tomamos muy apecho esta asignación porque nuestro
objetivo era llegar a la raíz de la situación. Queríamos descubrir juntos como
la futura generación de maestros podría evolucionar para beneficio de futuras
generaciones. Decidimos convertirnos en la versión mejorada del maestro
puertorriqueño, el ideal hacia el cual todos los maestros puertorriqueños deben
aspirar. No queremos ser maestros que trabajan solo por un sueldo o estatus
social, queremos ser maestros que trabajamos como maestros por vocación, porque
amamos lo que hacemos. Por ende aquí le ofrecemos algunas cualidades que todo
excelente maestro debe tener.
Entre todas las cualidades que
consideramos, decidimos que un excelente maestro debería ser más que nada humano,
alguien que conecte con sus estudiantes a un nivel personal, que verdaderamente
se interese en el estudiante y no lo vea como un número más. No hay nada mejor que ese maestro que está
atento a sus estudiantes, pendiente a que estén entendiendo lo ensenado. Que
puede notar una expresión de satisfacción en la cara de su estudiante cuando
logra entender algo, pero también nota la expresión de frustración cuando no
entiende la lección. Mas humanista aun es cuando se esfuerzan por darnos un
tiempito extra para verdaderamente aprender esa lección que nos está dando
problemas.
Un maestro también tiene que ser creativo
e innovador a la hora de dar sus clases. Muchos maestros se aburren ellos
mismos en el salón de clase repitiendo lo mismo año tras año. Este aburrimiento
e indiferencia se transmite a los estudiantes, quienes a su vez también se
ponen indiferentes ante un maestro que está dando clases sin pasión, sin
interés. Un excelente maestro debe ser creativo con sus modos de enseñanza,
siempre debe buscar maneras de hacer que su clase sea interesante y dinámica,
siempre debe apuntar hacia la innovación; manteniéndose al día con todo lo
nuevo en el ámbito de la educación.
Esta innovación constante mantiene tanto
al maestro como al estudiante motivado e interesado en lo que se está enseñando. Un excelente maestro debe ser perseverante
ya que de seguro, durante sus años de estudio se le presentaran situaciones
difíciles de manejar. Un maestro excelente no permite que ninguna situación en
el salón de clases lo tumbe, el excelente maestro siempre regresa y busca la
solución!
Todos los estudiantes que estuvimos
envueltos en escribir este articulo somos estudiantes de educación en la
Universidad de Puerto Rico Recinto de Rio Piedras, y todos tenemos algún
maestro que dejo su huella en nosotros. Por ejemplo, Yarrd Corritz nos ofrece su
anécdota. “En todos mis años de escuela, mi mejor maestro fue Mr. Luis Cabrera,
mi maestro de primer grado. El tenia paciencia para educar, era creativo. Aprendías
porque aprendías. Se tomaba el tiempo contigo, amaba ser maestro” Nuevamente, aquí
podemos ver la importancia de la creatividad y la paciencia. Este maestro era
maestro porque disfrutaba el proceso de enseñanza, y desplegaba paciencia con
sus estudiantes. Al final, los mas que se beneficiaron fueron estudiantes como
Yared.
Soraya Torres tuvo esto que decir sobre
Noel Aponte, un maestro que tuvo en escuela superior: “El fue el mejor, era
bien humano. Yo tenia problemas con hablar frente a la clase. Me puse muy
nerviosa para dar un informe oral. Sin
embargo, el se sentó conmigo, me dijo que leyera, me preparara, y me dijo que
diera el informe oral en la próxima clase. Al otro día hice mi presentación muy
bien, le perdí el miedo a hablar frente al grupo gracias a el” Aquí podemos ver
como la atención especial dada a una estudiante la ayudo a superar un miedo
personal, de seguro es algo por lo cual Soraya le estará eternamente
agradecida. Aquí podemos ver que ser maestro no es solo impartir información,
también envuelve intentar llegar a los estudiantes, ayudarlos a superarse
como seres humanos.
Gladymer Rodríguez nos cuenta su experiencia:
“Puedo recordar a mi maestra de español de noveno grado, la cual considero fue
una gran maestra. Ella era dedicada a su trabajo y se vivía la enseñanza.
Recuerdo que su salón de clases era muy acogedor. Recuerdo que a todos les
gustaba su clase, no porque fuera fácil, sino porque era amena. Era una clase
en la que aprendías y te quedabas con ganas de seguir aprendiendo” No es lo que
se dice sino como se dice y aquí vemos la importancia de la actitud que
tengamos mientras estamos con los estudiantes. Si es una actitud buena, los
estudiantes van a querer estar en el salón en vez de estar pensando como pueden
cortar la clase.
De igual manera que hay maestros que
nunca olvidamos por lo bueno que eran, también hay educadores que recordamos
por lo difícil que nos hicieron el proceso de aprendizaje. Por ejemplo, en el
caso de Francisco González Cruz, quien actualmente estudia para maestro de
ingles, tuvo problemas con dominar el algebra en octavo grado. “No era que no
pudiera aprender el algebra, porque recuerdo que ese verano tuve que reponer
esa clase y saque B; era que a la maestra le molestaba que yo le hiciera
preguntas, ella tenia una manera de ensenar muy robótica.”
“Recuerdo que ella escribía y escribía en
la pizarra, sin asegurarse de que estudiantes como yo estuviesen entendiendo lo
que ella estaba tratando de enseñar. Recuerdo que en esa clase, me frustre completamente, sencillamente deje de prestar atención porque ella no quería
tomarse el tiempo conmigo, yo sentía que era una molestia para ella” Enseñar
debe ser un placer para un educador; nunca le debe molestar que un estudiante
haga preguntas. No importan cuantas veces las haga, el maestro siempre debe estar
ahí para contestarlas y asegurarse que el estudiante entienda.
De hecho, el maestro debe brindarle su
confianza a los estudiantes como fue el caso que vivio Sarai Colon quien nos relata
que su maestra de Escuela Superior, la maestra Lydia Avilés “siempre estaba
pendiente de nosotros. Te brindaba esta confianza, era como un escape para
todos nosotros en el salón. Te hacia pensar, no te daba las contestaciones.
Sabia como llegarnos a nosotros. Y nos llegaba”.
Así que podemos notar en estas
experiencias relatadas que hay muchas cualidades que hacen a un gran maestro,
pero la mas que sale a relucir es el calor humano, la atención que el maestro
da a su estudiante, el tener la paciencia de dar la milla extra para asegurarse
que el estudiante entienda la lección, entendemos que esta es la cualidad que
mas debe caracterizar a un buen maestro. Tenemos que recordar que cuando seamos
maestros, se estarán confiando en nuestras manos las vidas del futuro de Puerto Rico, y eso no es algo que debamos tomar a la ligera o sin atención especial,
todo lo contrario, debemos darle lo mejor de nosotros a esos jóvenes que serán
el futuro de Puerto Rico.