Autores: Angélica Pabón, Cristina Hernández, Eduardo Kareh, Eleinie Otero, y Jonathan Santiago
Solicitamos la presencia de un héroe. Quizás un Batman equipado con su cinturón de artilugios que le permiten sobrepasar cualquier obstáculo. Si es mucho pedir, puede ser un Superman con su capa roja y su fuerza inhumana que permite que su visión se convierta en hecho. Se solicita un superhéroe visionario que no se limite a resolver el problema que enfrenta, sino que también mire hacia el futuro y no ceda su visión de mejorar el ahora. Su visión debe llegar más allá de lograr sus metas; lograrlas, ver las fracturas que permanecen y continuar esmerándose para lograr llegar a la comunidad idónea del mundo.
Se busca a un Einstein que tenga un amplio conocimiento de su materia pero que no sea un especialista sino un conocedor del mundo. Que sepa aplicar sus conocimientos en la vida e integrarlos en sus enseñanzas. Un motivador de la juventud que les abra las puertas a un mejor futuro. Que aprenda con cada experiencia vivida y que sea un creador de teorías. Teorías irracionales para la plena vista, pero completamente racionales para aquellos con quienes se aplican. Que pueda cambiar el pensar de las personas con sus ideas novedosas y que le apasione ayudar a otros. Buscamos a alguien que no tiene que llamarse Albert Einstein, pero que sí sea un conocedor. Se busca un monje tibetano que con su moralidad inunde al mundo con pureza y valores. Que se vista de tolerancia para aliviar la presión de esta sociedad.
Se busca una persona que sea capaz de transmitir su paciencia y entendimiento que tanto escasea y que con esta paciencia e inmensa paz incite a la armonía y prosperidad de la sociedad. Que su honestidad sea ejemplo para los que le rodean. Buscamos a un monje tibetano que no necesariamente se deje llevar por las mismas creencias de uno, pero que dé paso al desarrollo de la moral en la sociedad. Se busca un paladín que cuide nuestro tesoro nacional, los jóvenes. Un paladín que tenga empatía; que observando a sus aprendices pueda captar con detalle los sentimientos que ellos presentan. Que mientras habla con ellos, prestándoles toda su atención y observando todos los mensajes que esa persona transmite, se esfuerce por ponerse en su lugar y "leer" lo que siente.
Se busca un paladín que no guarde sus sentimientos dentro de su armadura sino que los exponga y los utilice para motivar a sus aprendices a dar lo mejor de sí mismos. Su deber será ayudarlos a manejar momentos de frustración, ansiedad y tristeza. Con su valentía deberá proteger a sus aprendices de todo aquel que impida el progreso educativo de ellos. Este usará como herramienta la Excalibur del conocimiento para crear una atmósfera de unión que logre vencer los terribles enemigos de la mente que son: el no puedo, no sé y no entiendo. El pueblo de Puerto Rico busca a un caballero que sienta compasión por nuestros jóvenes, que los comprenda y los estime más que su familia.
Se busca un Martin Luther King que cuyo sueño sea liderar una comunidad al éxito. Un líder que con su liderazgo moverá cielo y tierra para unir y educar a una comunidad desde el ejemplo y no desde un podio. Es decir, que tome acción comprometida e interés en el desarrollo de la comunidad como este gran líder mencionado. Que en vez de dirigir a un grupo de discípulos a cambiar su entorno, sea él o ella el cambio y el primero en levantar la mano para cuestionar lo estipulado, en luchar para el futuro y no el que simplemente señala y manda escondido en su comodidad. Mediante el ejemplo este Martin Luther King creará la inspiración que una comunidad requiere para, unida mano a mano, paso a paso, eche hacia adelante con un gran modelo a seguir. Puede que se busque todo esto, pero a su vez no necesitamos un Batman o un Superman, ni un monje tibetano ni un paladín de armadura brillante. En realidad no buscamos ni siquiera un Martin Luther King, pero sí un gran maestro. Un gran maestro que sea visionario y que se esfuerce diariamente por cumplir su visión.
Buscamos un gran maestro con gran conocimiento para impartir a nuestra juventud conocimiento que le será indispensable para forjar un gran futuro. Buscamos un gran maestro que cultive la moralidad hasta en las palabras que elige al hablar. Buscamos un gran maestro con empatía, que tenga la capacidad de ponerse en los pies de hasta el menos afortunado. Buscamos un gran maestro que sea ese gran líder que vaya en la vanguardia de las tareas y proyectos al educar y mejorar. Buscamos un gran maestro, el Creador del futuro, el que lleve a nuestra comunidad y nuestra juventud a un mejor mañana.
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